Claves para rediseñar una web con éxito

En muchas otras ocasiones y post anteriores, hemos hecho especial hincapié en la importancia del rediseño web hoy en día. Por lo tanto, saber cómo rediseñar una web resulta crucial para que todo lo que hemos conseguido no “se vaya al garete”.

Hemos hablado de Growth Driven Design (metodología basada en el mantenimiento constante y continuado de un sitio web para sacarle el máximo rendimiento y rentabilidad) y de rediseñar una web con Inbound marketing.

Pero, ¿qué hay del rediseño web? ¿Cómo se hace? ¿Qué debemos saber? Surgen muchas incógnitas en torno a este buen hábito. Se trata, sin embargo, de algo de lo que debemos tomar conciencia todos si lo que queremos es mantener viva nuestra página web y por consiguiente nuestros negocios y/o empresas.

A continuación, hemos aglutinado todo a lo que debes prestar atención en 5 claves fundamentales. Existen un sinfín de aspectos y posibles cambios a tener en cuenta a lo largo de todo el proceso. Por eso hemos querido simplificarlo; a partir de aquí (de estos 5 puntos) puedes complicarte todo lo que quieras.

5 claves para rediseñar una web

1. Realizar una investigación previa.

Antes de ponerte manos a la obra, como en cualquier estrategia de marketing digital, debes sentarte a pensar y hacer una labor de investigación y reflexión.

No se trata de sentarte una tarde en el sofá de tu casa y pensar, no. Se trata de ponerlo por escrito, preguntar a otros, probar pequeños cambios y volver sobre las pequeñas decisiones que hayas podido tomar para replanteártelas.

Realizar una buena investigación si es la primera vez que lo haces puede llevarte meses. Si has sido chico/a lista habrás ido adelantando trabajo, consultando las analíticas, testeando pequeños cambios en la web, probando mapas de calor (como Hotjar), etc.

El listado de preguntas que puedes llegar a hacerte a lo largo de todo este proceso son infinitas. Nosotros nos quedaremos con estas 12, que creemos son las más importantes.

12 preguntas que debes plantearte antes de rediseñar una web:

• ¿Que páginas convierten mejor? ¿Cómo puedo mejorarlas?
• ¿Cuál es la ruta de navegación más común en nuestra página?
• ¿Funcionan todos los enlaces?
• ¿Es fácil navegar por la web? ¿Cuántos clics tengo que hacer para llegar hasta donde quiero?
• ¿Se ve mi web bien en todos los dispositivos móviles? ¿Y en todos los navegadores?
• ¿Cuánto tarda en cargar mi página?
• ¿Cómo posicionan mi contenido?
• ¿Cuáles son mis páginas de aterrizaje? ¿Cómo puedo mejorarlas?
• ¿Que páginas tienen un alto porcentaje de abandonos? ¿Cómo puedo mejorarlas?
• ¿Se encuentra toda la información actualizada?
• ¿Las páginas y contenidos principales de mi web están visibles?
• ¿Cómo puedo mejorar las llamadas a la acción?

2. Respeta tu estrategia.

Esta clave se traduce básicamente en tener en cuenta la imagen que quieres proyectar, así como tu imagen corporativa, tus objetivos (lo que pretendes conseguir con una web) etc. Pero sobre todo se trata de respetar los intereses y necesidades de tus buyer personas.

Un error muy común a la hora de rediseñar una web es no ponerse en la piel de los usuarios. Lo que suele ocurrir en estos casos, es que cuando acceden a la nueva el rediseño, no les gusta lo que ven, no se sienten identificados, no saben dónde localizar las cosas que antes sí o creen que se han equivocado de página.

Todo ello nos lleva a poner de nuevo a nuestros buyer personas en el centro de toda nuestra estrategia de marketing digital, con el objetivo de no decepcionarlos nunca y de cumplir sus expectativas siempre.

3. No tengas miedo a arriesgar.

Una de las claves que suele ser consecuencia de la anterior (respeta tu estrategia) es la de tener miedo a arriesgar. A veces como creemos que lo que ya tenemos nos funciona, no nos planteamos ni si quiera mejorar; nos produce miedo perder todo lo que hemos logrado. No obstante, debería producirnos más temor no querer crecer, mejorar y saber adaptarnos al momento u entorno.

4. Elimina todo lo que no aporta nada.

Acabo de recordar aquella famosa cita de Coco Chanel que decía: “Antes de salir de casa, mírate al espejo y quítate un accesorio”. Tal vez deberíamos hacer lo mismo con las páginas web cuando se trata de rediseñarlas: échales un vistazo antes de lanzarlas y quita algo que no aporte nada al usuario. Ya sabéis: menos, siempre es más.

Por consiguiente, todo lo que pueda obstaculizar o molestar a tus usuarios, fuera. Todo lo que contribuye a la contaminación visual y distrae a la usuario hay que eliminarlo radicalmente de la web, por mucha pena que te de o muy bonito que te parezca.

5. Testear siempre, siempre, siempre.

Y por último el testeo. Puede que creas que con tu criterio basta; si es así tu ego puede jugártela y hacértelo pagar muy caro. Así que testea siempre los cambios y mejoras que implementes en tu web; comprueba si el índice de clics de una llamada a la acción aumenta, si el tiempo que el usuario pasa en la web crece, etc.

Testear una web nos ayuda a mejorarla, a crecer y a conocer mejor a nuestro público y sector. No obvies nunca esta clave por muy prescindible que te pueda parecer. Es la más importante de todas.